sábado, 3 de octubre de 2009

¡¡CAMBIOS DE CURAS!!

Amigo Lucas, antes que nada te doy las gracias por la paciencia que estás teniendo con estas cartas al no llegarte por ahora los domingos por alguna dificultad en el periódico. El refrán “Vísteme despacio que tengo prisa” es una buena receta por ahora.
Hoy comento contigo algo sobre los cambios de sacerdotes en algunas parroquias. Creo que lo de cambiar al cura de sitio tiene sus cosas buenas y de vez en cuando se oyen frases: “qué pena que me lo han cambiado, con lo bueno que era con nosotros”… Y también alguna rara vez esta otra: “Gracias a Dios que se lo han llevado a otra parte”.
Te confieso que a mí me hubiera gustado tomar la parroquia en vivo, públicamente de manos del mismo párroco saliente, y que fuera él mismo quien me diera la bienvenida delante de los feligreses. Esto, en nuestro estilo canario, es hasta más elegante. Sigo viendo más normal que el pastor que termina una misión en un sitio sea quien se despide y quien da la bienvenida al nuevo que llega poniéndole delante el cómo ha caminado el rebaño que ahora deja…
Creo que lo de los cambios de parroquia siempre tienen un lado bueno, como el cambiar también a un obispo después de una etapa.

En si los cambios siempre traen cosas buenas como acontece también con los políticos, con los profesores y no menos con los pastores.
Te cuento que alguna vez he oído en algún presbiterio cuando han cambiado al obispo esta o parecida frase:“Qué pena que se lo llevan”. Y también he oído esta otra: ”gracias a Dios que fue trasladado a otra parte”.
Amigo Lucas, sigo creyendo que los cambios tienen sus cosas buenas cuando son bien hechos y consultados con la gente ya que nadie es perfecto, ni nadie en un sitio es eterno. De ahí que estos días cuando oigo el comentario de la gente sobre el cambio del cura… “qué pena que me cambiaron al párroco…” digo:”bendito sea Dios por todo lo que hizo de bueno”.

Recuerdo que hace 3 años, cuando recibí por el otro lado del mar un destino a un sitio bien lejano donde el alquitrán no se conocía, fue curioso lo que me dijo el obispo Pedro Casaldáliga: Ánimo, que tengas buen viaje y que tengas un cuidado especial de los pobres. Dale saludos a las 20 comunidades que te encargo, pero ten un corazón especial para los “sin tierra” que son los más abandonados”
Recuerdo que Pedro y Leonardo me dieron la bendición episcopal y no me dijeron lo de cuidar los libros, el templo, el sagrario, ya que yo sé eso por el ministerio que llevo. Ellos sólo me insistieron varias veces: “Paco, amigo y hermano, cuida en especial de los que no tienen ni voz ni voto”.

Recuerdo que tres horas más tarde llegué al pueblo lleno de polvo y en aquella tarde se me acercaron algunos niños con sus madres trayendo algún dulce y algún refresco y me felicitaron diciendo: “Gracias por venir a vivir con nosotros ya que hacía 25 años que no teníamos sacerdote, y solo de vez en cuando pasaba el padre Samuel que vive a 150 km”
Hoy, desde esta carta felicito a todos los compañeros que asumen nuevas parroquias y entre ellos al amigo Óscar a quien reemplazo en S. Pedro del Egido de Telde dándole las gracias por sus años al servicio de nuestro pueblo y que tenga una vuelta feliz a su tierra de Colombia.
Paco Martel,
sacerdote de Canarias

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