JUAN RAMÓN VERA LASSO SACERDOTE DE LAS PALMAS E INDEPENDENTISTA
"CC hace tiempo que perdió el norte al no conectar con el pueblo"
EL DÍA, S/C de Tenerife
Defensor de la Teología de la Liberación, el sacerdote Juan Ramón Vera Lasso nació en Las Palmas de Gran Canaria el 30 de mayo de 1946. Realizó estudios de Artes Gráficas y, a los 18 años, ingresó en una orden contemplativa, "caracterizada por la sencillez y la espiritualidad que dejaría su huella en mí". A los 22 años continuó sus estudios de bachillerato, en horario nocturno, una dedicación que alternó con su trabajo en el sector de las artes gráficas. Posteriormente, ingresó en el Seminario, estudiando Filosofía y Teología y realizando también un curso especial de Historia del Movimiento Obrero. Se tituló en Teología Espiritual y se diplomó en Psicología Filosófica por el Instituto de Espiritualidad de Madrid. Mostró su interés por la psicoterapia personal, una especialidad que experimentó durante cuatro años. Dentro de esta rama cursó un ciclo de psicoterapia humanista que le sirvió para diplomarse por el Instituto de Psicoterapia de Barcelona. Muy interesado en esta ciencia, realizó también en Madrid un curso teórico-práctico de psicología centrado en la persona.
Vera Lasso es autor del libro "Otra forma de ver la Historia de Canarias". En el ejercicio de su magisterio como sacerdote ha trabajado en las parroquias de La Atalaya, en Santa María de Guía; en la de Puerto de la Luz, en Arrecife; en la de El Polvorín, en Las Palmas de Gran Canaria; o en la del Castillo del Romeral, en San Bartolomé de Tirajana. Actualmente es párroco del Polígono Residencial Cruz de Piedra y sacerdote encargado de los cementerios del Puerto de la Luz y de Las Palmas.
-Se considera que la Iglesia debe estar al margen de la política, pero lo cierto es que en los últimos tiempos, al menos en Canarias, un grupo de sacerdotes se ha pronunciado públicamente sobre su tendencia política. ¿Cree que existe un movimiento o grupo consolidado de sacerdotes interesados y activos en política?
-La Iglesia no debe estar al margen de la política. La Iglesia es una institución divina y social y, por lo tanto, toda pretensión de mantenerse aparte es simplemente absurda. No es competencia de la Iglesia dictaminar leyes políticas para la sociedad pero sí iluminar con el Evangelio y las Bienaventuranzas de Jesús para que prospere la paz y la atención, a todos los niveles, para los más pobres y desgraciados. La Iglesia no debe situarse desde una plataforma política de partido sino desde el reino de Jesús, que es justicia, paz y amor. Creo firmemente que todo sacerdote debe ser político, no de partidos, porque vive en la "polis" (ciudad) y no necesita ningún partido para anunciar lo justo y noble que recomienda San Pablo y denunciar toda clase de atropellos desde el Evangelio de Jesús, servidor de todos, hasta la muerte.
-Algunas son las polémicas que parten desde la Iglesia. La más reciente es la negativa de los obispos canarios a que políticos y militares participen en las procesiones. ¿Qué opina?
-Estoy totalmente de acuerdo con el obispo de la Diócesis Nivariense sobre el hecho de que los militares no formen parte del cortejo procesional. En una sana y espiritual liturgia hay que delimitar los campos: uno es la manifestación pública de fe, que es, por ejemplo, una procesión con símbolos religiosos, acorde con el espíritu cristiano; y otra cosa es un desfile militar que, a mi manera de ver, es un despliegue de las fuerzas militares ante el pueblo para que se sientan seguros y protegidos por esa fuerza militar. También la Diócesis Canariense celebró un Sínodo en 1992, en el que dice que "se ha de continuar mentalizando al pueblo, al clero y las autoridades mismas para que se reduzcan, voluntaria y paulatinamente, las representaciones oficiales y la significación en los primeros puestos de las autoridades civiles y militares en las celebraciones cristianas festivas".
-Sin embargo, en las procesiones más importantes de las Islas siguen desfilando militares y políticos...
-Sí, es cierto. Por ejemplo, en las Fiestas del Pino, en Teror, han ignorado o han hecho caso omiso a las conclusiones del sínodo, un trabajo que duró trece años de aportaciones de más de 3.000 cristianos. Una plataforma de sacerdotes y seglares realizó una campaña de recogida de miles de firmas que abogaba por dejar que el pueblo asistiera a la procesión sin quedar acotado por vallas en las aceras y por que los militares no estuvieran en la procesión ni los políticos en puestos presidenciales de la liturgia de las Fiestas del Pino. Pero la cosa sigue igual.
-Por cierto, a la Iglesia se le ha considerado siempre más cercana a la derecha o a partidos conservadores, ¿cómo explica usted que ahora sean sacerdotes los que estén reclamando la independencia de Canarias?
-Es verdad que sectores de la Iglesia han estado y están más cercanos a la derecha y a partidos conservadores, pero siempre ha existido una Iglesia más progresista, al estilo de la Teología de la Liberación, que ha estado siempre con los más pobres y desposeídos. Y aquí entra también, de lleno, la libertad del pueblo canario. Por cierto, me viene al recuerdo ahora un ejemplo muy singular de cercanía a nuestro pueblo canario y más concretamente a la Diócesis de Tenerife. Me refiero al obispo Domingo Pérez Cáceres, que vivió en ejemplo de pobreza del Evangelio, entregando todos sus bienes a los más pobres y desfavorecidos de su Diócesis hasta tal punto que cuando murió no tenía ni una sábana para amortajarlo y tuvieron que pedirla prestada. O también cuando hizo la venta del coche oficial del Obispado para donar el dinero a personas con carencias económicas. También cuando intercedía ante el gobernador militar de aquel entonces para que no fusilaran a los presos políticos del franquismo.
-¿En qué basa su argumento para declararse independentista? ¿Cree que hay temor en los ciudadanos canarios a hablar abiertamente de independencia?
-Es verdad que hay miedo a hablar abiertamente de la independencia de Canarias, pero esto es característico y palpable de todos los pueblos que han sido colonizados, como nuestro pueblo canario. Sin embargo, Dios nos crea libres e independientes porque una dependencia ciega y egoísta lleva a un pueblo a la ruina.
-¿Cree que se entiende entre los fieles la implicación política de los sacerdotes?
-En algunos sectores, sí, y en otros, no. Entre los sectores que no lo entienden, los sacerdotes se muestran tímidos, al exponer una espiritualidad que se desentiende de los problemas reales de esta vida, creando una espiritualidad que se fuga de este mundo y, en nuestro caso, de la realidad de nuestro pueblo canario.
-Y usted, en sus sermones, ¿introduce comentarios políticos?
-Yo parto del Evangelio, que es una doctrina clara, la de Jesús de Nazaret, teniendo en cuenta los valores de la persona y su dimensión terrenal y espiritual, pero nunca lo espiritual debe ser evasión de la realidad para la que el Evangelio tiene connotaciones sociales, culturales, políticas, etcétera.
-¿Qué opinión le merece la política que se practica en el Archipiélago canario? ¿Y la de los partidos políticos que gobiernan en las Islas?
-Desastrosa. Se dedican a confundir al pueblo canario, pues son muy habilidosos al hablar, pero una cosa es hablar de trigo y otra es dar trigo. Pero no sólo confunden sino que crean confrontación entre las islas, entre zonas de una misma isla, lo que es una amenaza constante que se traduce en desunión, consiguiendo aquella máxima de "divide y vencerás". Una sana política debería conseguir la unión de todas las Islas, como un solo corazón y un solo sentir.
-Coalición Canaria ha sido en estas semanas centro de polémica por su ponencia ideológica del último Congreso en la que plantea un sentimiento soberanista y la negación del estado español. Sin embargo, las reacciones de sus socios de gobierno, el Partido Popular, los han llevado a rectificar. ¿Cómo valora esa huida hacia atrás? ¿Cree que es CC el partido que debe impulsar la soberanía del Archipiélago?
-CC hace tiempo que perdió el norte por no conectar con las realidades del pueblo canario. Y, ahora mismo, no ofrece garantías de credibilidad. Coalición no ha huido ahora hacia atrás, sino que siempre ha estado huyendo. Sin embargo, es posible que los Jóvenes Nacionalistas de CC les den un impulso definitivo a las metas con que se ilusionó en otro momento el pueblo canario, pero no creando partidismo sino abriéndose a todos los grupos que luchan por la soberanía del Archipiélago canario.
-¿Se implicaría usted en política activa y dejaría sus hábitos?
-Yo jamás dejaría mis hábitos, porque no los tengo. Tengo actitudes cristianas desde el Evangelio y desde la Teología de la Liberación, una teología que ve la realidad humana y que ilumina la libertad personal y territorial del pueblo, con la palabra del Señor y el gesto concreto de cercanía y servicio a la libertad de Jesús de Nazaret, porque sin libertad no hay ni patria terrena ni celestial.
-¿Qué tiempo cree que necesita el Archipiélago para madurar este sentimiento soberanista?
-Ya está madurando, despertando, a pasos agigantados. Ahora ya no es tan fácil engañar o tratar de confundir a nuestro pueblo. Hay una conciencia canaria colectiva que, cuando es estimulada, brota mediante la fuerza de la sangre guanche que todos los canarios llevamos dentro.
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