Bello: "No creo en los políticos que se dicen nacionalistas y luego fomentan el pleito insular en Canarias"
El párroco de La Garita y Marpequeña (Telde) manifiesta a El Día que la bandera de las siete estrellas verdes representa "a mi tierra, a mi país, es símbolo de identidad y refuerza mi fe en Jesús de Nazaret, pues él también se desvivió por su pueblo"
TELDEACTUALIDAD
Telde.- Tinerfeño de nacimiento, Francisco Pérez Bello, al que conocen más como Paco Bello, es un sacerdote diferente. Diferente por algunas de sus iniciativas en favor de los colectivos marginados y desfavorecidos que, por lo pronto, no son habituales en el seno de la Iglesia. Como colgar la bandera del Orgullo Gay en una de sus parroquias. Pero el padre Bello también se considera político y defiende una bandera y una ideología que lleve a Canarias a no depender de los gobiernos de turno del Estado. Estudió Filosofía y Teología y, desde 1980, vive y ejerce su magisterio en Gran Canaria, actualmente en las parroquias de La Garita y Marquepeña, en el municipio de Telde.
-¿Por qué cree que se le considera un sacerdote diferente al resto de su gremio?
- La verdad es que todos somos distintos, no hay dos curas que seamos iguales en todo; los hay de todos los estilos y colores. También hay envidia y celos en el clero. Precisamente esto lo ha dicho un obispo hace poco.
-¿Y se siente observado o atacado especialmente por esa diferencia que marca algunas de sus iniciativas?
-Observado creo que nos sentimos todos los sacerdotes, porque quieras o no somos personas públicas que siempre estamos en el punto de mira de todos, incluido el de los compañeros, pero la Iglesia está formada por personas y eso es normal. Cuando un grupo de sacerdotes, que éramos más de cuarenta, hicimos una campaña para que los obispos de Canarias fueran canarios y para que en el Archipiélago se constituyera de una vez el Arzobispado de Canarias y no depender de Sevilla, hubo algunos sacerdotes que nos miraban mal e incluso pensaron que nosotros no éramos católicos, con lo que esa palabra significa, "universal". Precisamente eso es lo que más queríamos, porque en 650 años que lleva la Diócesis no ha habido sino un solo obispo canario por accidente, que era hijo de un regidor de Agüimes y que habían colocado los españoles durante la Conquista y que nació aquí por casualidad. Era el obispo Verdugo. -Entre esas iniciativas, incluso polémicas, estuvo el colgar la bandera del arco iris el día del Orgullo Gay en una de sus parroquias.
¿Se considera un hombre valiente?
-Valiente no. Me siento un hombre libre, consecuente con mis principios cristianos, y en todo momento intento seguir al Jesús del Evangelio, al Jesús libre frente a tantas hipocresías que existen en nuestro mundo. La bandera del arco iris es el símbolo, precisamente, de la libertad y de la tolerancia, de lo cual Jesús siempre dio muestras firmes de apostar por ellas.
¿Cómo no voy a apoyar a un colectivo que aún es denigrado e insultado por tantos intolerantes que no aceptan la diversidad?
Lo único que hice es poner en práctica el objetivo que el obispo Francisco Cases había marcado para el curso 2007-2008: "Abran las puertas".
-¿Y cómo justifica usted el representar a un colectivo, la Iglesia Católica, que no se caracteriza especialmente por ser tolerante con la homosexualidad?
-Yo no represento a ningún colectivo. Yo sólo me solidarizo con la causa de tantos y tantas que, aún hoy día, siguen discriminados, aún dentro de la Iglesia, por parte de algunos de sus miembros. La Iglesia no sólo son los obispos y sacerdotes. La gran mayoría son seglares. La Iglesia somos todos los bautizados. Hace poco a un obispo de la Diócesis de Saltillo, en México, se le hizo un reconocimiento público por parte de los cristianos gays. Este obispo católico de México organizó en su Diócesis el segundo festival del Orgullo Gay, así que no toda la Iglesia es igual. -
¿Por qué cree usted que la Iglesia se ha desviado tanto de lo que predicaba Jesucristo en apoyo a las diferencias y a los más desfavorecidos?
-Creo que aún hay cristianos y cristianas que siguen defendiendo y luchando por la causa de los pobres, siendo voz de los sin voz, siguiendo el ejemplo de Jesús. Y también hay algunos cristianos que defienden lo contrario, poniéndose junto a los poderes fácticos de este mundo y fomentando la intolerancia y el fundamentalismo para sostener su actitud antievangélica.
-¿Cómo cree que se vive la política en la Iglesia?
-La Iglesia está formada por personas que viven en una sociedad, que están influidas por el ambiente donde viven. Por eso la Iglesia también hace política desde el momento en que expresa su opinión e intenta anunciar el Evangelio de Jesús. Por eso es un error decir que la Iglesia no debe hablar de política, o que no debe meterse en política, porque si anuncia el Evangelio de Jesús ya está haciendo política. -En el despacho de una de sus parroquias tiene usted una bandera canaria con las siete estrellas verdes,
¿qué significado tiene para usted?
-Yo vivo en Canarias, no voy a poner la bandera de Madrid, con todos mis respetos para los madrileños; es lo más coherente para un canario auténtico. En mi despacho de La Garita, es verdad, tengo una bandera canaria, símbolo de una Canarias unida; eso es lo que siempre llevo en el corazón, a todas las Islas. No creo en los políticos que se dicen nacionalistas y luego fomentan el pleito insular. Mientras el pueblo no se dé cuenta de que juntos podremos hacer que Canarias cambie a nuestro gusto, los políticos seguirán sacando beneficio a costillas de nuestra división. Para mí, la bandera representa a mi tierra, a mi país, es símbolo de identidad y refuerza mi fe en Jesús de Nazaret, pues él también se desvivió por su pueblo. De hecho, el próximo miércoles 22 de octubre es el 44 aniversario de la bandera nacional canaria. Para celebrarlo, un grupo de sacerdotes queremos enarbolar nuestra enseña en el parque Doramas de la capital grancanaria, en el monumento de Atis Tirma. Será a las cinco de la tarde. -A usted lo denunciaron por colocar esa bandera... -Sí, dos catequistas de La Garita me denunciaron ante el Juzgado número 5 de Telde, ante la Policía y ante el obispo por poner la bandera canaria durante las fiestas en lo alto de la iglesia. Eso hizo que el pueblo canario, la gente de mi parroquia en especial, empezara a conocer el significado que tiene este símbolo en el corazón de todos los que aman Canarias. Cuando conocieron que la juez sobreseyó el caso hubo un gran apoyo popular hacia mi persona y hacia la bandera tricolor.
-¿Se considera independentista canario?
-Yo siempre digo que a mí no me gusta ser dependentista, no me gustan las dependencias, no me gustan las ataduras, me gusta depender sólo de Jesús de Nazaret. Un pueblo que esté sometido nunca avanzará hacia el progreso. Ahí tenemos los datos de Canarias respecto al paro, a la sanidad, al índice de fracaso escolar, a la degradación del medio ambiente, a la corrupción, al índice de precios al consumo... en todo vamos a la cola respecto a las demás comunidades autónomas y, si no, recuerden las estadísticas que frecuentemente publica el Instituto Canario de Estadística (Istac) y los mismos medios de comunicación. Otro ejemplo es que los pueblos que dependen de una potencia extranjera pertenecen al tercer mundo, porque la fuerza dominante no le deja desarrollarse. Nos han hecho depender del exterior en todo para tenernos dominados. El obispo emérito de Sao Félix, en Brasil, Pedro Casaldáliga, decía que nosotros los sacerdotes debíamos ayudar a descolonizar el mundo. Y añadía: 'Ni colonizadores ni colonizados. A ellos, víctimas del holocausto del lucro y del etnocentrismo, les agradaría vivir humanamente y poder ver a los seres humanos en todos, incluso en sus posibles colonizadores de ayer y de hoy, militares o eclesiásticos, políticos o intelectuales...". -Un amigo suyo, el padre Fernando Báez, afirma que la Iglesia es política y que un sacerdote que no haga política no es sacerdote.
¿Está de acuerdo? ¿Qué añade a esta afirmación?
-El mensaje de Jesús apuesta por los pobres, por los desfavorecidos de esta sociedad; se pone, de una forma clara, de parte de los más desfavorecidos. Esto ya es política, desde que defendemos los valores del Reino de Dios estamos haciendo política. Y desde que los documentos de la Iglesia hablan de justicia social estamos hablando de política. Parece que está de moda decir que no se quiere hablar de política. Creo que eso es falso, puesto que desde que nos posicionamos en la sociedad ya estamos adoptando una postura política. Cuando vemos a las autoridades civiles o militares en una procesión o en una Eucaristía, con sitios reservados para ellos, esa actitud es política, pero política de la mala. Cuando el centro teológico de Canarias, en Las Palmas, realizó una mesa redonda para reflexionar sobre las elecciones y sólo invitó a ciertos partidos políticos, como PSOE, PP, CC y discrimina a otros partidos independentistas, esa acción es descaradamente política a favor de una opción. Creo que la Iglesia no debe tomar opción por ningún partido determinado. En todos los partidos, guste o no guste, hay hijos de Dios. -Ha habido casos de sacerdotes que han dejado sus hábitos para emprender una carrera política. El más reciente está en Paraguay, donde su actual presidente dejó su ministerio como obispo para presidir el país.
¿Haría lo mismo (dejar sus hábitos) si las circunstancias así lo establecieran?
-Para nada. Creo que desde la opción de obispo o sacerdote se puede llevar el destino de un país. Igual estaría bien dejar la responsabilidad pastoral mientras dure el cargo político, pero no reducir a nadie al estado laical. Tenemos el ejemplo de Andorra y la Sede de Urgell, donde un obispo es presidente del país. -Muchos sectores de la sociedad coinciden en que la política ha caído en lo más bajo, asociada en muchas ocasiones a casos de corrupción y enriquecimiento ilícito de sus integrantes.
¿Es peor la política en Canarias que en otras comunidades?
-La verdad es que hay motivos para pensar así. Vemos cómo el mismo vicepresidente del Gobierno de Canarias (PP) está siendo investigado por la Fiscalía y aquí no pasa nada; tenemos el "caso Faycán" en Telde; el de Las Teresitas, donde Miguel Zerolo y otros políticos también están siendo investigados. Y aquí nadie dimite. La política de Canarias, como la de España, está muy viciada; habría que animar a los legisladores para que lleguen a la conclusión de que las listas abiertas son una buena solución para acabar con la corrupción. También habría que legislar un tiempo máximo en que una persona estuviera en la Presidencia del Gobierno, no más de ocho años.
Fuente: El Día (Tenerife)
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